"¡Queridos hijos Los invito a una oración fuerte. El modernismo quiere introducirse en sus pensamientos y robarles la alegría de la oración y del encuentro con Jesús. Por eso, queridos hijitos míos, renueven la oración en sus familias, para que mi Corazón maternal esté gozoso como en los primeros días cuando los elegí y la respuesta era la oración de día y de noche, y el cielo no permanecía en silencio sino que concedía en abundancia paz y bendición a este lugar de gracia. Gracias por haber respondido a mi llamado."
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"¡Queridos hijos! Los vientos del desasosiego, del egoísmo y del pecado están apoderándose de muchos corazones y los conducen a la desolación y a la perdición. Por eso, hijitos, los invito: regresen a Dios y a la oración, para que se sientan bien en sus corazones y en la tierra en la que viven. Los amo, hijitos, y por eso no me canso de llamarlos a la conversión. Gracias por haber respondido a mi llamado. (Con aprobación eclesiástica)
continua »"¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia en el que están llamados a la conversión, los animo, hijitos, a ofrecerme sus oraciones, sufrimientos y lágrimas por la conversión de los corazones que están lejos del Corazón de mi Hijo Jesús. Oren conmigo, hijitos, porque sin Dios no tienen futuro ni vida eterna. Los amo, pero sin ustedes no los puedo ayudar. Por eso, díganle sí a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
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