"¡Queridos hijos! Que este tiempo primaveral sea un estímulo para la conversión personal, a fin de que con sus vidas puedan orar y amar a Dios por encima de todo, y por todos los que están en necesidad. Hijitos, sean mis manos de paz y de oración, sean amor para todos los que no aman, no oran y no desean la paz. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
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"¡Queridos hijos! Los vientos del desasosiego, del egoísmo y del pecado están apoderándose de muchos corazones y los conducen a la desolación y a la perdición. Por eso, hijitos, los invito: regresen a Dios y a la oración, para que se sientan bien en sus corazones y en la tierra en la que viven. Los amo, hijitos, y por eso no me canso de llamarlos a la conversión. Gracias por haber respondido a mi llamado. (Con aprobación eclesiástica)
continua »"¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia en el que están llamados a la conversión, los animo, hijitos, a ofrecerme sus oraciones, sufrimientos y lágrimas por la conversión de los corazones que están lejos del Corazón de mi Hijo Jesús. Oren conmigo, hijitos, porque sin Dios no tienen futuro ni vida eterna. Los amo, pero sin ustedes no los puedo ayudar. Por eso, díganle sí a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
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