Lucoli (AQ) 22 mayo 2010
eran cerca de cinco mil apóstoles que aceptó la invitación de la Asociación Apóstoles de la Divina Misericordia con María Reina de la Paz y se reunieron en un pequeño pueblo a poca distancia de Abruzzo L'Aquila para rezar y testimonio de la misericordia de Dios a la gente para intentó consecuencias del terremoto, de 6 de abril de 2009.
La reunión se celebró en la antigua abadía de San Juan Bautista en un entorno verde, en un clima de hermandad que participaron las personas presentes en una intensa oración.
De acuerdo con el programa después de recibir el saludo del P. Francis M. Rizzi y cantos comunitarios Hijos del Amor Divino de la Caridad fundada por la Madre Rosaria y adoración del Santísimo. Sacramento, el P. Carlo Colonna S.J.,
asesor teológico en la Mira Carismática Católica de Italia, dio una catequesis sobre el Espíritu Santo como se enciende el fuego creyentes.
Tras la intervención de don Amedeo Lucoli sacerdote que hablaba con entusiasmo de los acontecimientos que lo llevaron a Medjugorje, donde se reportó una gran estatua de la Reina de la Paz instalado cerca de la Abadía de unas pocas horas antes del terremoto (en país, a pesar de estar cerca del epicentro, hubo una muerte tras un accidente de coche).
Por la tarde se unió a los cinco persenti en el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, seguida de una meditación PM Francis M. Rizzi y el testimonio de Medjugorje vidente Marija Pavlovic Lunetti y la madrina de los Apóstoles de la Divina Misericordia con la Asociación María Reina de la paz.
Al término de la reunión Monseñor. Giovanni d'Ercole, obispo auxiliar de L'Aquila, que se celebra la Misa de la vigilia de la Solemnidad de Pentecostés, que se celebra en más de una veintena de sacerdotes.
Inmediatamente después de la misa no era el momento tan esperado por todos los presentes, la aparición diaria de la Madre y Reina de la Paz a Marija que después de la aparición, dijo que Madonna no se hayan publicado, pero " miró a cada uno de estos. "
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"¡Queridos hijos! Los vientos del desasosiego, del egoísmo y del pecado están apoderándose de muchos corazones y los conducen a la desolación y a la perdición. Por eso, hijitos, los invito: regresen a Dios y a la oración, para que se sientan bien en sus corazones y en la tierra en la que viven. Los amo, hijitos, y por eso no me canso de llamarlos a la conversión. Gracias por haber respondido a mi llamado. (Con aprobación eclesiástica)
continua »"¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia en el que están llamados a la conversión, los animo, hijitos, a ofrecerme sus oraciones, sufrimientos y lágrimas por la conversión de los corazones que están lejos del Corazón de mi Hijo Jesús. Oren conmigo, hijitos, porque sin Dios no tienen futuro ni vida eterna. Los amo, pero sin ustedes no los puedo ayudar. Por eso, díganle sí a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
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