''Queridos hijos, también hoy Jesús está aquí al lado de ustedes. Aun cuando piensen que están solos y no hay luz en la vida de ustedes, Él está allí y nunca los ha dejado ni se ha alejado de ustedes. La luz de Su Nacimiento ilumina este mundo y la vida de ustedes. Su Corazón está siempre abierto para recibir cada uno de sus sufrimientos, cada tentación, cada miedo y cada necesidad. Sus manos están extendidas hacia ustedes para abrazarlos como un padre y decirles lo importante que son para Él, cuánto los ama y se preocupa por Sus hijos. Hijitos, ¿su corazón está abierto a Jesús? ¿Han puesto su vida completamente en sus manos? ¿Han aceptado a Jesús como su padre, a quien siempre pueden acudir y encontrar en Él consuelo y cuanto necesitan para vivir la verdadera fe? Por eso, hijos míos, entreguen su corazón a Jesús y permitan que gobierne sus vidas, porque solo así podrán aceptar el presente y podrán enfrentar el mundo en el que hoy viven. Con Jesús, todo miedo, sufrimiento y dolor desaparecen cuando el corazón de ustedes acepta Su voluntad y todo lo que llega a la vida de ustedes. Jesús les dará la fe para aceptarlo todo y nada los alejará de Él, porque los toma firmemente de la mano sin permitir que se alejen y se pierdan en los momentos difíciles, porque Él se ha convertido en el Señor de la vida de ustedes. Los bendigo con mi bendición maternal.''
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"¡Queridos hijos, hijitos míos, amados míos! Ustedes son elegidos porque han respondido, han puesto en práctica mis indicaciones y aman a Dios sobre todas las cosas. Por eso, hijitos, oren con todo el corazón para que se realicen mis palabras. Ayunen, hagan sacrificios, amen por amor a Dios que los ha creado y sean, hijitos, mis manos extendidas a este mundo que no ha conocido al Dios del amor. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
continua »"¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, en que el Altísimo me permite amarlos y guiarlos por el camino de la santidad, Satanás quiere enmarañarlos con la cuerda del desasosiego y del odio. No permitan que prevalezca, sino luchen, hijitos, por la santidad de cada vida humana. Gracias por haber respondido a mi llamado." (Con aprobación eclesiástica)
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